Ayer, Sábado 26 de Octubre tocaba preparar el "coco" para la Behobia-St Sebastián que tendrá lugar el 10 de noviembre. Hasta entonces, mi distancia máxima recorrida en un entreno eran 15-16 kilómetros, sin embargo ayer me levanté sabiendo que tocaban 25 y que iba a ser duro.
Los hice con mi padre, quién ya está más que acostumbrado a hacer distancias como esta y de muy superiores. Una vez ya dejamos aparcado el coche en el parking de arena de la Mar-Bella, me pongo los auriculares para entrenar con música y empezamos a correr.
Los primeros 4 km's eran de asfalto, mi menisco sinceramente se mostraba insatisfecho ante tal superficie, pero no pensé en parar en ningún momento. Cruzamos el puente que cruza por encima del Besos y bajamos por una calle hasta entrar en el paseo que bordea el río, una vez allí corro por encima del césped ya que la amortiguación es mayor y me favorece para que el impacto sea menor y el menisco no cargue tanto. (Tengo una grieta en el menisco interno desde el día 12 de setiembre). 4900 metros marcaba el muro del paseo del río Besós que tenía el tramo de césped, justo en el km4 de ese paseo (km 8 del entreno) pasábamos por la altura del Nus de la Trinitat, es decir que el final del césped ya estaba a las afueras de Barcelona.
Mis sensaciones eran buenas y corría muy suave con la venda en la rodilla y concentrado en cada pisada, seguía el ritmo que marcaba mi padre, un ritmo que me permitía correr sin molestia alguna. Una vez se termino el césped, venía un camino de tierra que seguía en dirección Montcada, seguimos ese camino durante unos 20 minutos, ya habíamos pasado la famosa cementera que se encuentra saliendo de Barcelona, el camino seguía y seguía (desconozco su fin) pero nosotros ya teníamos 12,5 kilómetros encima y tocaba lo peor (volver). Nos paramos a andar 2 minutos, tiempo en el que me tomé una barrita energética y nos ponemos en marcha de nuevo, me sorprendió el positivismo y las ganas que tenía en ese momento de volver a correr, tenía las piernas bastante cansadas, pero aun y asi pude continuar sin problema alguno al ritmo de la música que escuchaba.
Se termina el camino de tierra y retomamos el césped, aunque esta vez no iba por el césped, sino por un pequeño sendero de apenas 20cm de ancho que tímidamente se abría paso entre la hierba. Mi padre me dijo que tirase, y así lo hice, aunque no a ritmo fuerte (4'50) si tiraba más la venda de la rodilla se me habría caído y hubiese tenido un dolor extremo, mientras mi padre me seguía a 20 metros, distancia que mantuvo todo el rato. Llegué al kilómetro 0 del césped, eso significaba el km 21 del entreno, las piernas estaban totalmente agarrotadas, pero lo peor estaba aún por venir.
Salimos del Besos y nos dirigimos hacia el Forum, y de allí iríamos ya hacia la Mar-Bella donde teníamos el coche aparcado. El cambio de tierra húmeda a asfalto fue tan duro que mi menisco lo notó y empezó a doler.. cruzamos el puente y giramos hacia la izquierda en dirección a la playa para llegar al Forum, esos kilometros se me hicieron algo más que infernales. Yo acostumbrado a distancias de 10 kilómetros, estaba corriendo lesionado y con una carga encima de 22 kilómetros, llegamos al Forum y le decía a mi padre que no podía más, el me decía que ya llegábamos y yo le insistía en que estaba que no me aguantaba, entonces el me preguntó si quería parar, y rápidamente mi inconsciente respondió: -No. Pero para que iba a parar ahora? llevaba el 95% del entreno hecho, AHORA SE SUFRE, ES LA GRACIA DEL ENTRENO NO? Bien claro lo dije, entreno mental. Si me rindo ahora qué valor tiene este entreno?
Seguí corriendo como pude y fue cuando se me presenta un gran obstáculo, una subida que tal y como iba fue un autentico infierno, era esta:
yo venía de allí al fondo, sin pausar mi cadencia pero si reduciendo mi zancada, mi padre la subió haciendo curvas, pero yo no, aunque fuese más duro no estaba dispuesto a hacer metros de más. Se terminó la subida y solo quedaba el último kilómetro en falso llano de bajada, no notaba las piernas, tenia los gemelos agarrotados, los cuádriceps también, el menisco que pedía auxilio.... pero mentalmente me di cuenta de que estaba bien, no me había parado en ningún momento y eso que me lo pensé infinitas veces. Al terminar el entreno me apoye en el coche y mi padre me dijo que convenía meterse un baño, fuimos directos a bañarnos al mar y ese fue mi premio, premio por haber superado este entreno mental que tantas trabas me puso, la sensación en el agua fresca era realmente indescriptible.
domingo, 27 de octubre de 2013
sábado, 19 de octubre de 2013
Las fases de un maratón: consejos y recursos
¿Quieres correr un maratón y estas inseguro? Es tu primer maratón y no sabes lo que te espera? ¿Tienes malos recuerdos de tu último maratón y quieres informarte mejor sobre lo que te vas a volver a encontrar? A continuación expondré las 6 principales fases que asume nuestro organismo en esta dura prueba, en ellas solicitaré consejos sobre como debemos actuar y posibles ayudas que nos pueden evitar a que dicha prueba no resulte tan cara y nos deje K.O
Las fases son:
Las fases son:
·
Euforia:
Su duración se extiende desde los minutos previos al gran acontecimiento hasta
aproximadamente al kilómetro 5. Los corredores, motivados por el ambiente que
respiraban en la salida y también por exceso de confianza pueden tender a salir
a un ritmo mucho más rápido del que les conviene para que puedan llegar a meta en condiciones. Cierto es que durante esta
etapa estamos totalmente activos física y mentalmente, el corredor no piensa en
lo que vivirá en un par de horas, simplemente vive el presente y disfruta de su
sensación. Cada corredor debe conocer cuáles son sus posibilidades y por eso
debe intentar evitar dejarse llevar por otros corredores superiores a él.
También se recomienda, a fin de evitar sobreesfuerzos y malas planificaciones
haberse establecido previamente tiempos de paso concorde nuestro nivel
personal, estos tiempos deben ser regulares, es decir: si en el km 10 he de
pasar con 50min, en el km 21 no podré pasar en más de 2 horas 10min
(significará que me habré extenuado muy temprano ya que el ritmo que me propuse
era demasiado fuerte) y si por en cambio paso el km 21 en un tiempo de
1h45’-1h50’ significará que estoy cumpliendo con lo previamente marcado.
La
mente no influye especialmente en esta fase, únicamente nos ha de saber frenar
y ponernos en nuestro sitio.
· Etapa
de la “charla”:
Esta etapa se extiende desde el kilómetro 6 hasta llegar al 14-15, el nombre de
esta etapa ya habla de por sí en lo que consiste. Muchos corredores dedican a
hablar con sus compañeros de viaje o de club y se muestran contentos, este es
el momento en el que se pueden gastar bromas y/o contar chistes.
Algunos
corredores, en esta etapa suelen caer en el engaño, afirmándose a si mismo
frases como: (“ya voy por el kilómetro 14 y me encuentro perfecto, así
que puedo acelerar un poco”, (“ya llevo un tercio de la carrera, sólo me quedan
dos tercios y no estoy cansado, ya sólo me quedan X kilómetros”). Sin embargo, la
segunda afirmación es totalmente cierta, el km 14 representa 1/3 de la
distancia total, pero sería un gravísimo error dar por igual los primeros 14
kilómetros que los 14 últimos (28-42) básicamente por el cansancio acumulado
que lleva uno y que a veces le conduce al abandono antes de hora. Nuestra mente
debe de mantenerse parcial y ser consciente de que no puede caer en este engaño
psicológico, se trata de conocerse a uno mismo y llevar a cabo un ritmo que se
ajuste a nuestro organismo y que podamos mantener aproximadamente hasta la
llegada.
·
La transición: Se prolonga desde los kilómetros 16-17 hasta prácticamente
llegar al kilómetro 23. Únicamente en estos kilómetros es cuando los corredores
populares realmente corren con mucha cabeza y por lo tanto no cometen errores
significativos. El nombre de transición viene dado por el cambio de estado del
corredor alegre, motivado y feliz en un principio al corredor que empieza a
notar un cansancio físico y mental. En este cambio hay unos kilómetros neutros,
por eso a esta etapa se la denomina como
“etapa neutra”, que se refiere al estado del corredor, un estado en que
la euforia inicial se ha desvanecido y el agotamiento y sufrimiento final aun
no se han presentado. Nuestra mente apenas influye, no tiene altibajos y se
mantiene muy concentrada en la disputa de la prueba.
· La latente: Esta fase toma protagonismo desde el kilómetro 24 hasta
llegar al “muro” que se sitúa poco después de cruzar el kilómetro 30. Es en
este momento cuando las cosas se empiezan a complicar, se empiezan a notar las
piernas cansadas y ya no apetece continuar.
Es entonces cuando
se nos presentan algunos problemas, el primero de ellos es el inicio del
cansancio psicológico, en el cual el corredor se repite a sí mismo “no tengo ganas de seguir corriendo” …
para solventar esta dificultad conviene preparar estímulos positivos para la
carrera, bien pueden ser amigos o familiares que nos animen en un punto
previamente acordado (este apoyo recibido siempre da un plus de fuerzas al
corredor) o también un corredor de apoyo que nos haga de liebre y nos ayude a
continuar al mismo ritmo si puede ser.
El segundo
problema que nos puede ocurrir son los pensamientos negativos donde el corredor
pierde los papeles
repitiéndose a sí
mismo “aun me queda mucho”, “ya no puedo más”… en este caso para combatir estos
pensamientos necesitamos primeramente autoconfianza convenciéndose a uno mismo
que va a lograrlo gracias a los entrenos previamente realizados con plena
garantía y positivismo, pensando “ya he corrido X kilómetros”, “estoy
haciéndolo francamente bien”
Al final de esta
etapa encontramos lo que se conoce como “el muro”, es una barrera físico
psicológica situada en el kilómetro 30 y que sufren muchos corredores, estos experimentan un cansancio
físico y mental insuperable que les hace bajar drásticamente el ritmo y otros
se ven obligados a abandonar.
En estas dos
imágenes anteriores podemos observar que en la primera de ellas se pretende
esperanzar a los corredores con el mensaje “El muro NO existe son los padres” y
la segunda es una pintada en un muro reflectando la realidad.
· Sufrimiento: Se extiende desde
el kilómetro 32 hasta el kilómetro 42,0. Si anteriormente hemos sobrepasado
nuestro ritmo optimo para llegar en condiciones, estos kilómetros serán un
autentico infierno. El único deseo del corredor durante esta fase es terminar,
llegar a meta de una vez por todas y decir que lo ha conseguido. A lo largo de
esta etapa pueden ir apareciendo dificultades como dolores físicos (musculares,
gemelo, espalda…) ante los cuales hemos de mantenernos concentrados y atentos a
fin de evitar despistes por pequeñas molestias que, en muchos casos
desaparecen, hemos de ser conscientes de que llevamos 3 horas corriendo y es
normal que padezcamos dolores.
La
ansiedad de final de carrera también cobra efecto en muchos corredores que a
falta de 3-4 kilómetros se preguntan “¿Cuándo llegaré?”, “¡No se termina
nunca!”, es ahí cuando debemos intentar evitar influenciarnos por los
pensamientos negativos, debemos intentar ir con nuestro corredor de apoyo, y si
no tenemos buscar un grupo amplio de corredores que nos ayude a ir aguantando.
“En estos momentos no existe la vida
fuera de la carrera. La carrera es la vida y esta termina al cruzar la línea de
meta”.
Existen
unas determinadas técnicas psicológicas para afrontar los últimos 10 kilómetros
del maratón, son las siguientes:
1.
Distraerse contado los kilómetros: Pensar
siempre en el siguiente kilómetro controlando zancadas y cadencia
2.
Correr en compañía: Evitando las
rivalidades, es motivador irse reforzando mutuamente con los demás corredores
3.
Animación: estímulo de público y familiares
en el tramo final
4.
Hablar con uno mismo: sirve para
acostumbrarse a la desesperación, es importante no venirse abajo ni ponerse
autocrítico
5.
Mantener el esfuerzo: Debe de ser el mismo
esfuerzo que hemos ido llevando durante toda la carrera, no hay que arriesgar
ya que de esta forma evitaremos calambrazos, tirones y probabilidad de
lesionarse.
· Éxtasis de
final de carrera: tiene lugar
en la recta final de carrera, del kilómetro 42 al 42,195 que es donde se
encuentra la línea de llegada. Los corredores experimentan una subida
anímicamente al ver de lejos la línea de llegada.
Esta nueva
reacción en la cual nos olvidamos del dolor, del desgaste mental etc. viene
dada por la liberación abusiva de la endorfina, la cual se conoce como “hormona
de la felicidad”
“Pero ¿qué es ganar? ¿Cuál es la verdadera
victoria? ¿Qué es lo que hace al cruzar la línea de meta se me los pelos, que
note flotar mis pies y que no pueda evitar tener ganas de llorar, de gritar con
todas mis fuerzas, de echarme a correr y al mismo tiempo tirarme al suelo? ¿Qué
es lo que me hace sentir esta burbuja? La verdadera victoria no reside en
cortar la cinta al cruzar la meta, no reside en verse el primero de la lista en
la clasificación o en subir al peldaño más alto del podio. Nada de eso puede
hacer que te tiemblen las piernas de miedo y emoción. O en todo caso lo puede
hacer al recordar lo que has vivido antes. La victoria, la real, es aquella que
se encuentra en lo más hondo de cada uno de nosotros. Es aquella que no nos
creemos del todo que pueda llegar, a pesar de la preparación y la voluntad puestas,
y que finalmente llega. Es como si. Aunque de forma consciente y con la
calculadora en mano, después de muchas horas de preparación, de muchos días de
entrenamiento, de concienciarnos de que somos capaces de ganar, o simplemente
de terminar la carrera, existiera algo en nuestro inconsciente que nos dijera
constantemente que es imposible, que es demasiado bueno, demasiado grande,
demasiado increíble para ser verdad. Que lo que deseamos lograr es solamente un
sueño. Y al cruzar la meta, cuando echas la vida atrás y compruebas que es
real, que eres de carne y hueso y que lo que parecía posible solo en sueños se ha convertido en realidad,
te das cuenta de que esta es la verdadera victoria”.
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